lunes, 6 de febrero de 2012

Orígenes


La locura de este blog nace de un padecimiento que tengo desde que era pequeña.  No recuerdo la edad que tenía pero mi Madre nos compró a mi hermana y a mí una colección de cuentos con hermosos dibujos e historias fantásticas, la mayoría de los hermanos Grimm y de Hans Christian Andersen.  Me veo a mí misma tirada sobre la cama leyendo a Selma Lagerlöf, Nils Holgerson, La Motte-Fouqué (su “Ondina en el lago encantado” es una historia que todavía sacude mi corazón), Charles Dickens, Mark Twain y otros.  Si no había un libro, estaban las revistas ‘Buen Hogar’ que venían con novelas rosa que desataban mi imaginación romántica; no, no leía a Corin Tellado que desde esa época me parecía muy cursi; además esa revista no publicaba sus novelas.  Mi preferida era la española Luisa María Linares.

Hubo una época indeterminada en la que abandoné los libros sustituyéndolos por el placer de empezar a ser dueña de mi vida y ocupada con los primeros aciertos y errores de mis esfuerzos por construirme un camino propio.  No sé cuando regresé a los libros.  ¡O más bien sí! Ya podía ver lo que había recorrido con mi camino y su rumbo ya estaba marcado a pesar de que no sabía a donde me llevaría; tenía a mi lado un pequeño que me acompañaba agarrado de mi mano.  Regresé a los libros y desde entonces ellos me han buscado, han venido a mí y han alimentando poco a poco a unos libreros que en aquel entonces los esperaban vacíos.

En algún momento decidí escribir en un cuaderno las partes que me habían seducido a parar la lectura, a volver a leer, a cerrar los ojos y saborear las palabras, a resaltar, a leer en voz alta a los que me rodeaban, a no olvidar.  Los transcribía a mano en un cuaderno tan bello como las palabras que iban entrando en él.  Cuando terminaba y lo cerraba me preguntaba ¿por qué perdía mi tiempo así?  Además sabía que si alguien encontraba algún día el cuaderno, no entendería nada por culpa de mi letra irregular y rebelde.  Me consolaba a mí misma diciéndome que lo había hecho por mí, para tener yo la posibilidad de que, cuando la nostalgia me lo exigiera, regresar a esos párrafos, frases y oraciones escritos con maestría por aquellos que lograron domar a las palabras.

Ahora que el recorrido de mi camino es ya largo (todavía no sé a donde me lleva) y mi paso es más seguro, he decidido compartir lo que he leído.  Mi único propósito es contagiar mi enfermedad a otros; no quiero plagiar; no quiero irrespetar derechos de autor.  Lo único que deseo es que aquellos que lean estos extractos sientan la urgente necesidad de conseguir el libro y devorarlo entero.

 Falmer Village, febrero 5 de 2012

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